Gracias por las tardes libres con los hijos

La tomé del brazo y caminamos muchos metros en interminables círculos. Pendiente de no caer sobre ella, de no lastimarle el brazo, de que no cayera de espaldas. No sabe patinar ni soy un buen instructor. Fui muy feliz y creo que ella también. Tal vez un día recuerde esta tarde. Yo sí la recordaré con mucho amor. Gracias por esta bonita tarde.

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